divendres, 11 de març del 2011

Consecuencias

Los adictos a las compras están inmersos en un mundo irreal, pues olvidan las consecuencias de su acción. No les importa sacrificar sus necesidades básicas y mucho menos las de las demás. Esto provoca situaciones de enfrentamiento con familiares, deudas, ruina económica...
Se sabe de suicidios que han estado relacionados con este habito ante la desesperación de no saber cómo salir del problema, y de casos de personas arrestadas por malversación de fondos ante la necesidad de conseguir dinero para seguir comprando.
También puede existir una falta de comunicación y de confianza familiar, ya que con frecuencia el problema puede ser muy evidente, pero nuestros seres queridos ni siquiera lo han notado. Esto provoca que la persona adicta a las compras se refugie cada vez más en el inferior de las tiendas.

Características del Comprador Compulsivo

  •  Necesidad urgente e irreprimible de comprar
  • Adquisición de objetos innecesarios.
  • Incapacidad de vivir con el propio presupuesto
  • Auto-justificación
  • El comprador compulsivo intenta mejorar su autoestima y satisfacer necesidades  emocionales.
  • Hurta incluso a sus familiares más cercanos, para conseguir lo que cree que necesita.
  •  Cuando nos sentimos tristes o deprimidos lo único que nos calma es ir de compras.
  • Compramos con frecuencia cosas poco útiles, que después nos arrepentimos de haber adquirido.
  • Aun a pesar de haber comprado muchas cosas o haber realizado un gran gasto, nos sentimos insatisfechos cuando reflexionamos en casa sobre los objetos adquiridos.
  • Vemos que se nos va el dinero sin darnos cuenta, y a menudo estamos irritados por haber gastado el dinero tontamente.
  • Cuando vemos algo que nos gusta, no paramos hasta comprarlo.
  • Nuestro tiempo libre lo dedicamos preferentemente a visitar los centros comerciales o ir de escaparate en escaparate.

ONIOMANíA

La adicción a las compras u oniomanía se define como la necesidad compulsiva de comprar objetos de manera desmesurada.
Causas
Aunque la causa que provoca la adicción a las compras se desconoce, los especialistas afirman que es una mezcla de causas biológicas y sociales.
La falta de control sobre los impulsos, provocada por las anomalías cerebrales relacionadas con la función de la serotonina (un neurotransmisor).
Esta adicción tiene como desencadenante principal el tipo de sociedad consumista en la que vivimos, donde el ir de compras se convierte en una actividad de ocio más que en una necesidad.
Los psicólogos argumentan que la publicidad muestra a un individuo cuyo poder se mide por la cantidad y la calidad de bienes que tiene. Ante esto las personas con una personalidad poco desarrollada recurren a las compras para saciar una cuota de poder que la sociedad no les dio de forma natural.

¿Quiénes son los más propensos?
El síndrome del comprador compulsivo afecta a hombres y mujeres. Su perfil suele ser entre 30 y 40 años, con baja autoestima, falta de autocontrol, inseguridad, propensión a la fantasía, sensación de soledad o vacío espiritual. Además, suelen padecer otros trastornos como ansiedad y depresión.
Ir de compras puede provocar gran placer en el momento, pero después viene el arrepentimiento de haber adquirido cosas inútiles, y de ahí la depresión y la ansiedad, lo que lleva de nuevo a las tiendas como forma de evasión. Así se entra en un círculo vicioso del cual es muy difícil salir sin ayuda.

¿Qué diferencia hay entre un comprador compulsivo y un comprador normal?
Mientras que el primero siente satisfacción de haber adquirido algo que deseaba, pero puede controlar lo que gasta, el segundo obtiene un placer desmedido en el momento de hacer sus compras, similar al que produce la droga, además de perder el control de sus actos.

La ludopatía y su vinculación con Internet

Cuando se piensa en la ludopatía la primera idea que surge es una relación descontrolada con los juegos de azar, sin embargo, la adicción a los juegos de Internet, puede considerarse dentro de la ludopatía. Si se corre a un lado el lugar del dinero, encontramos cuestiones en común: hay allí una relación adictiva entre un sujeto y un objeto que funciona como una especie de hipnosis. Lo impulsivo también está presente allí, claramente, impulsión que debilita el deseo y la voluntad.
Muchos juegos de Internet están ligados a apuestas de distintos tipos, apuestas que deben ir en aumento, como en la ludopatía.
El adicto a Internet comienza a replegarse socialmente, por ejemplo, en lugar de ir a jugar al fútbol con sus amigos, lo hace con o a través del ordenador. Esto recorta el contacto real con él y los otros, el contacto con el cuerpo, el movimiento y la destreza, el lenguaje verbal y corporal, etc.
Sólo le interesa y lo satisface estar frente a la pantalla, lo demás comienza a relativizarlo, postergarlo, anularlo.
Es una adicción que en su efecto más devastador, puede llevar a la muerte de la persona, quien no se separa de la pantalla para comer, para dormir, donde hasta lo real de las necesidades del cuerpo deja de ser escuchado por la persona. Es el circuito de pérdidas diversas en el que queda atrapado el adicto a Internet tanto como el adicto al juego, lo que puede llevar a postular la inclusión en la ludopatía.

Consecuencias

No podemos negar que el juego forma parte de la naturaleza humana. Sin embargo, en el caso del ludópata es imposible reprimir por sí solos ese amor por el riesgo y esa ilusión de hacer grandes fortunas. Se pierde entonces el sentido común, utilizando para el juego las mismas habilidades y el mismo esfuerzo con los cuales podría conseguir un buen trabajo y vivir en relativa tranquilidad.
La adicción al juego disuelve matrimonios, destruye hogares, produce la pérdida del empleo, genera deudas y hasta puede llevar a prisión al jugador empedernido. Estas personas acaban perdiendo la razón y sumiéndose en presentimientos y visiones, que controlan sus vidas y los llevan a apostar hasta arriesgar más de lo que tienen y hasta perderlo todo.

Síntomas

§  Pasar mucho tiempo pensando en el juego, como experiencias pasadas o formas de conseguir más dinero con que jugar.
§  Necesidad de apostar cantidades cada vez más grandes de dinero para sentir excitación.
§  Sentirse inquieto o irritable al tratar de jugar menos o dejar de jugar.
§  Jugar para escapar de los problemas o de sentimientos de tristeza o ansiedad
§  Apostar mayores cantidades de dinero para intentar recuperar las pérdidas previas.
§  Mentir sobre la cantidad de tiempo o dinero gastada en el juego
§  Cometer delitos para conseguir dinero para jugar
§  Necesidad de pedir dinero prestado para sobrevivir debido a las pérdidas ocasionadas por el juego

LUDOPATÍA

Para las personas que sufren adicción al juego o ludopatía, el juego ocasional les lleva al juego habitual. Generalmente empieza a comienzos de la adolescencia en los hombres y entre los 20 y 40 años en las mujeres.
Este impulso no solo es la necesidad de ganar dinero, sino que va más allá, el jugador compulsivo juega muchas veces por el sólo placer de estar jugando, y no se es capaz de parar.

CAUSAS
Como toda adicción, lo más probable es que el jugador compulsivo experimente un dolor emocional severo, puede ser un dolor de rechazo, de incomprensión, etc.
Un jugador compulsivo sin duda intenta atenuar y apartar su inconformidad, soledad, ira o rebeldía con estos momentos de distracción, en donde la carga de adrenalina sube tanto que hace olvidar al jugador de todo lo demás.
Sin embargo, es inútil aparatar el dolor por este alejamiento sino que se engrandece, por lo que en el jugador va aumentando la necesidad de jugar más. Es por eso que en muchos casos esta adicción va acompañada también de  otras como el alcohol, las drogas o el sexo.
Los estados emocionales del afectado tienden a ser indiscutiblemente depresivos, y esto lo expresan de muchas formas, con rebeldía, mal carácter, se sienten afectados o victimas constantemente por lo que les rodean y agreden o se agreden a si mismos, llegando en muchos casos a la violencia. Estos comportamientos los hacen ir cayendo cada vez más en un estado de soledad o aislamiento que los hace necesitar más de estímulos externos para aislar su dolor.