dijous, 10 de març del 2011

MITOMANÍA

No hay quien no haya cometido alguna vez una pequeña mentira. No decir la verdad forma parte incluso de la comunicación de todos los días, por ejemplo, al no querer algo que ya nos comprometimos a hacer o las “mentiritas blancas” que hacen sentir bien a alguien.
Al principio son mentiras pequeñas, pero después se convertirán en grandes falsedades que complicarán nuestra vida y nuestras relaciones sociales. Todo comienza cuando deja de ser inocente y empezamos a engañar de forma continuada, transformando nuestra vida en una total ilusión.
Psiquiatría definió al hábito de mentir constantemente como mitomanía. Se trata de una tendencia del carácter o constitutiva de la persona –niño o adulto- a mentir, a crear y creer fábulas inventadas o a simular.
Lo que busca una persona mitómana es siempre obtener algún provecho, las invenciones son un truco con un fin. Es en general un individuo inestable, sugestionable y particularmente teatral. Aunque al comienzo la simulación o la mentira son un hecho consciente, luego se verá a sí mismo como parte de su juego.
Dicho en otras palabras: acaba creyéndose sus propias mentiras. Sin embargo la caída en su propia falsedad es una convicción frágil y por lo tanto siempre reversible

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