divendres, 11 de març del 2011

Consecuencias

No podemos negar que el juego forma parte de la naturaleza humana. Sin embargo, en el caso del ludópata es imposible reprimir por sí solos ese amor por el riesgo y esa ilusión de hacer grandes fortunas. Se pierde entonces el sentido común, utilizando para el juego las mismas habilidades y el mismo esfuerzo con los cuales podría conseguir un buen trabajo y vivir en relativa tranquilidad.
La adicción al juego disuelve matrimonios, destruye hogares, produce la pérdida del empleo, genera deudas y hasta puede llevar a prisión al jugador empedernido. Estas personas acaban perdiendo la razón y sumiéndose en presentimientos y visiones, que controlan sus vidas y los llevan a apostar hasta arriesgar más de lo que tienen y hasta perderlo todo.

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